martes, 3 de mayo de 2016

Mindfulness: Aprender a responder y no reaccionar.


 Está en nuestras manos reaccionar de manera sana ante lo que nos pasa, o responder automáticamente, con pensamientos y conductas que nos terminan haciendo más daño.
Mientras más atención y conciencia podamos prestar a lo que sentimos, pensamos y a cómo enfrentamos un evento estresante, más capaces seremos de mantenernos libres de la enfermedad. Está en nuestras manos aprender a responder y no reaccionar.

Tal como dice el antiguo proverbio taoísta: «De acuerdo a cómo un hombre vive, así le sucederán las cosas, y no es tanto lo que le sucede, sino cómo lo toma». Hay una gran diferencia entre reaccionar automáticamente ante un evento estresante y responder a él. Como veremos, esta distinción no está en el evento en sí, ni tampoco en la primera respuesta de nuestro organismo.

Si nos vemos sometidos a una situación estresante, seguiremos sintiendo que se nos tensa el cuerpo o que el corazón palpita más fuerte. Es más: ante ciertos hechos, probablemente continuaremos sintiéndonos amenazados, heridos, temerosos, furiosos, resentidos, impotentes o el sentimiento que sea que se gatille en cada uno de nosotros ante una situación que evaluemos como amenazante. La diferencia clave está en tomar conciencia de lo que nos ocurre, mientras nos ocurre.

Solo así podremos empezar a responder y no reaccionar automáticamente. Y en eso, la práctica de mindfulness es fundamental. La palabra clave aquí es «parar». Detenernos. Darnos cuenta del impulso que nos lleva a seguir eternamente en esta vorágine de actividades sin conciencia y darnos una pausa. Tomar conciencia y abrir un espacio antes de actuar, para poder elegir sin dejarnos llevar por nuestros automatismos.

Barbara Porter y Magdalena  Andrade.